Nemea, una localidad entre Argos y Corinto, estaba siendo destruida por un león monstruoso con una piel que lo protegía de las heridas por metales, piedras o armas de madera. Después de seguir a la fiera hasta un paraje desolado he intentar acabar con ella usando sus armas, Heracles decidió luchar cuerpo a cuerpo y estrangularla usando sus propias manos. Después llevó el cadáver a Micenas, intimidando a Euristeo. Desde entonces no se le permitió entrar en la cuidad y tuvo que esperar las órdenes del rey junto a la muralla. Mientras Euristeo pensaba en su propia seguridad y ordenaba que le hiciesen una vasija de bronce para ocultarse, Heracles desolló al animal y desde entonces siempre llevó su piel sobre los hombros, lo que le hacía invulnerable, mientras la cabeza le servía de casco. Así se le ha representado en innumerables ocasiones.
2.- La Hidra De Lerna
Heracles recibió instrucciones de Euristeo para matar a la Hidra de Lerna, una serpiente acuática que vivía en un pantano cerca de Lerna, junto a Argos, en el Peloponeso. La Hidra tenía nueve cabezas, aunque algunas fuentes aseguran que eran más aún. Era una criatura extremadamente venenosa e incluso su aliento era mortal. Con la ayuda de Atenea, Heracles encontró la guarida del monstruo y empezó a luchar contra él. Cada vez que le cortaba una cabeza, brotaban dos o tres en su lugar. Además Heracles se vio también atacado por un cangrejo o una langosta gigante que Hera había enviado para ayudar a la Hidra. El héroe, acorralado, apeló a su primo Lolaos, que le había conducido hasta Lerna. Mientras Heracles se deshacía de la langosta, Lolaos prendía fuego a varios árboles. Con las ramas encendidas prendía fuego a las heridas causadas por....
Heracles cada vez que cortaba una cabeza. Así consiguieron acabar con la serpiente, pero antes de abandonar el pantano, Heracles empapó las puntas de sus flechas con la sangre venenosa del monstruo para disponer desde entonces de un arma mortífera.
3.- La Cierva Cerinia
Para este Tercer Trabajo, Heracles debía atrapar a la cierva sagrada de Artemisa y llevarla viva hasta Micenas. El animal tenía pezuñas de bronce y cuernos de oro, y había conseguido escapar de Artemisa, tras lo cual había ido a parar a la colina Cerinia. Heracles siguió a la rápida cierva durante un año, desde Arcadia hasta la península de Istria del mar Adriático. Finalmente, Heracles atrapó a la criatura sin hacerle ningún daño y la llevó hasta Micenas sobre sus hombros. La diosa Artemisa se enfadó al principio, pero entendió sus motivos y le perdonó cuando le dijo que cumplía las órdenes que le había dado Euristeo.
Una vez más, Heracles debía llevar un animal vivo a Micenas. Esta vez se trataba de un jabalí salvaje, criatura fiera que sembraba el terror en la zona del monte Enmanto al norte de Arcadia.
De camino a aquel lugar, Heracles tuvo ocasión de alojarse con el centauro Folo y enfrentarse a los otros centauros, que no querían que se le sirviese vino en la jarra que Dioniso les había regalado. Muchos centauros murieron en la disputa con Heracles, que utilizó sus flechas envenenadas, una de las cuales hirió a Quirón de manera accidental. Dado que este centauro sabio era inmortal, el veneno no acabó con su vida, pero le hizo sufrir un dolor muy agudo que desesperó a Heracles. Después decidió regalarle su inmortalidad a Prometeo.
Heracles atrapó al jabalí tras perseguirlo por la nieve y conseguir atar sus patas. Cuando llegó a Micenas con el terrorífico animal, Euristeo huyó para ocultarse en la vasija de bronce que había ordenado que le construyesen.
5.- Los Establos De Áugeos
Áugeo, rey de Elis en el Peloponeso e hijo de Helios, poseía el mejor ganado de toda la comarca. Pero nadie había limpiado los excrementos de los establos durante años y el olor era tan pestilente que llegaba a diversos rincones del Peloponeso. Heracles tuvo que acabar con este problema por orden de Euristeo. Así, debió limpiar todos los establos en un día y como compensación por esta tarea tan sucia y humillante, el héroe pidió llevarse una décima parte del ganado de Áugeo. En lugar de llevar los cubos de un lado para otro, Heracles pensó en una solución más drástica. Entonces hizo agujeros en las paredes del establo y cambió el curso de los ríos Alfeo y Peneo para que llegase hasta allí y limpiasen toda la suciedad. No obstante, Áugeo rechazó pagar a Heracles con la excusa de que actuaba por orden de Euristeo y éste a su vez no reconoció la limpieza de los establos, dado que se suponía que Heracles era entonces un empleado de Áugeo.
Con su marcado sentido de la justicia, Heracles nunca olvidó la traición de Áugeo.
6.- Las Aves De Estínfalo
Heracles realizó otra labor en el Peloponeso al llevarse a las aves depredadoras que vivían en la ribera del lago Estínfalo en Arcadia. Estos pájaros con plumas acabadas en puntas metálicas atacaban a los humanos y estropeaban sus cosechas con sus excrementos. Heracles los expulsó aterrorizándolos con una carraca de metal realizada por Hefesto y regalada por Atenea. Con sus flechas mató a varios de ellos mientras huían atemorizados.
Pronto publicaré la segunda parte mis lectores.
Gracias por su atención.
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